Una
célula fotovoltaica es un diodo de gran superficie constituido por
un cristal de Silicio con impurezas de Boro en una gran parte de
su espesor y con impurezas de Fósforo sobre su superficie. El efecto
del diodo genera un campo eléctrico permanente dentro de la célula
en la superficie de contacto entre la parte de Silicio dopada con
Boro y la superficie dopada con Fósforo.
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